Buscador de respuestas clínicas

Loading

Litiasis renal

Introducción
Aproximadamente 1 de cada 11 personas tiene un cálculo renal en algún momento en su vida. Más de la mitad de los portadores de un cálculo tendrá otro dentro de los 5-10 años. La elevada prevalencia y la naturaleza y recurrencia impredecibles de la enfermedad litiásica y su predominio en la edad laboral contribuyen al gran impacto que produce en el individuo, los sistemas sanitarios y la sociedad.
La enfermedad litiásica ha sido relacionada con varios trastornos sistémicos, como la hipertensión, la obesidad y la diabetes. Aunque no se ha establecido definitivamente una relación entre la causa y el efecto, la prevención de uno de estos trastornos puede afectar la ocurrencia de los otros. En consecuencia, es atractivo temer un programa dirigido a la prevención de la formación recurrente de cálculos.
Lamentablemente, dicen los autores, la evaluación médica y los tratamientos medicamentosos y dietéticos son poco utilizados y de poca utilidad. Un estudio que utilizó una base de datos para identificar los requerimientos de 28.836 personas con alto riesgo de sufrir un episodio agudo de cálculo que motivó la visita a la sala de urgencias halló que solo el 7,4% había hecho una recolección de orina de 24 horas dentro de los 6 meses previos a la visita, lo que sugiere que la evaluación médica es poco común.
Siguiendo la guía para la práctica clínica de 2014 para la prevención de los cálculos renales recurrentes de la American Urologic Associattion (AUA), esta revisión permite una actualización de la evaluación, el tratamiento dietético y farmacológico y el seguimiento de los pacientes con cálculos renales. También tiene como objetivo alentar a los urólogos, nefrólogos y prestadores de atención primaria a que evalúen y pongan en marcha un programa médico profiláctico para los formadores de cálculos con alto riesgo de recurrencias.

Prescripción de opioides para el dolor crónico

Ya no es posible simplemente continuar con las prácticas anteriores con respecto al manejo del dolor crónico. Los riesgos asociados al uso indebido de los opioides, la sobredosis y la adicción demandan cambios. Aunque no hay soluciones sencillas, se recomiendan 3 cambios en la práctica y la política sanitaria que pueden reducir los riesgos relacionados con el abuso de opioides y mejorar el tratamiento del dolor crónico.
Mayor uso de prácticas prescriptivas y de manejo avaladas científicamente
La prescripción prolongada de opioides (>8 semanas) para el tratamiento del dolor crónico tiene beneficios cuestionables para los pacientes y presenta riesgos importantes para la salud pública. Los riesgos de sobredosis y adicción de esta práctica prescriptiva─tanto en los pacientes con dolor crónico como para el público en general─aumentan con las dosis más elevadas (>100 MME), la mayor duración de la prescripción y, tal vez, el uso de opioides de acción prolongada. A pesar de estos hechos, un estudio de Medicaid mostró que más del 50% de las prescripciones de opioides eran de dosis > 90 MME y por períodos que superaban los 6 meses. Se pueden obtener mejores resultados mediante el uso de las guías más nuevas para el manejo del dolor.
Mayor formación en dolor y adicción en las escuelas de medicina
Muy pocas escuelas de medicina ofrecen una formación adecuada para el manejo del dolor y menos aún ofrecen un curso sobre adicción. El resultado es que incluso los médicos experimentados no están seguros acerca de cómo manejar los temas clínicos fundamentales y omnipresentes en sus prácticas. Muchos médicos motivados y bien intencionados no saben si prescribir opioides para el tratamiento del dolor y, de ser así, cuáles y por cuánto tiempo. Menos aún entender las relaciones farmacológicas o clínicas entre la tolerancia, la dependencia física y la adicción. Esta educación es particularmente crítica para los médicos de atención primaria, que prescriben más del 70% de los analgésicos opioides.
Más investigación sobre el dolor
En un taller reciente de los National Institutes of Health sobre el papel de los opioides en el tratamiento del dolor crónico, los asistentes recomendaron varias áreas de investigación necesarias para mejorar las guías para la práctica clínica. Estas áreas incluyen cómo diferenciar las propiedades únicas del dolor agudo y crónico y cómo describir el proceso por el cual el dolor agudo se transforma en dolor crónico. También se ha recomendado la investigación orientada a identificar los analgésicos no opioide potentes nuevos y otras estrategias parar el tratamiento del dolor. El acceso a los biomarcadores de dolor y la analgesia basado en las neuroimágenes o análisis genético acelerarían el desarrollo de nuevos medicamentos y permitirían intervenciones clínicas más personalizadas para el manejo del dolor.